Siempre
la eterna cuestión, ¿me amarás mañana, te amaré mañana?. Te amaré sentada en el borde del mundo a
la hora más cierta a lo largo de nuestros días, existe una delgada línea azul. Y si un incierto día dejaras de amarme antes de que el sol viniera,
nada,
nada sería igual.