Hace frío, pero todavía tengo tu abrigo.
Tu cabeza en mi hombro y las mil caricias contenidas.
Melodías gritándote a tus ojos penetrantes las letras más delatadoras.
Esa mirada.
Tu presencia, que no se ausenta ni un segundo.
Acá estás, amaneciendo, sonriendo.
Las cárceles aparecen. Te alejan.
Pero te llevo conmigo, a todos lados
como si fueras parte de mí,
algo orgánico, un órgano vital
de esos que es imposible sacarlos.
Hay luna llena. Repleta de nosotros.
Y mis palabras retenidas, hartas de no poder hablar
de otras cosas, de irse a explorar lejos.
Esta conección, desconección. Amor y desamor.
Ese capítulo que terminó, el nuevo que empezó
pero lo que nunca se va.
Enroscados y felices.
Una ilusión verdadera, pero que sin embargo no.
Y algún día lejano el pelo quizá me volverá a crecer,
y, quizá tu abrigo no haga falta.
Tu cabeza en mi hombro y las mil caricias contenidas.
Melodías gritándote a tus ojos penetrantes las letras más delatadoras.
Esa mirada.
Tu presencia, que no se ausenta ni un segundo.
Acá estás, amaneciendo, sonriendo.
Las cárceles aparecen. Te alejan.
Pero te llevo conmigo, a todos lados
como si fueras parte de mí,
algo orgánico, un órgano vital
de esos que es imposible sacarlos.
Hay luna llena. Repleta de nosotros.
Y mis palabras retenidas, hartas de no poder hablar
de otras cosas, de irse a explorar lejos.
Esta conección, desconección. Amor y desamor.
Ese capítulo que terminó, el nuevo que empezó
pero lo que nunca se va.
Enroscados y felices.
Una ilusión verdadera, pero que sin embargo no.
Y algún día lejano el pelo quizá me volverá a crecer,
y, quizá tu abrigo no haga falta.